Hola, amigos.
Les escribo para contarles como están las
clases de español por aquí. Como saben hago la asignatura de español III y
estamos aprendiendo los contenidos fonéticos y ortográficos como: Diptongos,
triptongos e hiatos; Pronombres, adverbios y adjetivos interrogativos, así como
también las principales reglas de acentuación y acento diacrítico.
Las clases son los lunes y los jueves por la
tarde. Siempre iniciamos las clases corrigiendo los ejercicios anteriores que
hicimos en la clase pasada y empezamos con el material que está en el “moodle”
– plataforma de apoyo a los estudiantes.
Nuestras actividades que se realizan durante
las clases son: ejercicios de contenidos gramaticales y léxicos, comprensión y
expresión oral, además tendremos que leer un libro y ver un documental que serán
usados para la evaluación.
Todos mis compañeros de clase hablan en
español y nunca he escuchado la profesora hablar en portugués, a veces tengo
dudas si habla el idioma. El acento es español europeo, un poco distinto a lo que
estamos acostumbrados en Brasil con la profesora del primer período.
Lo que más me llamó la atención fue la
participación de mis compañeros, ellos hablan siempre y contestan lo que la
profesora pregunta, hasta hoy no he visto a nadie que recusó hablar en clase, sea
por vergüenza o porque no han hecho el ejercicio.
Nuestra primera prueba será el 17 de
noviembre, tendremos la evaluación de contenido lingüístico: gramaticales y
léxicos, y oral: conversación sobre el documental “Documentos TV- Del podido alolvido”, de acuerdo a la leyenda del documental reflexionará sobre a “las secuelas psíquicas, físicas y
económicas de la retirada de los deportistas que se dedicaron durante años a la
alta competición. Una visión sobre el lado menos conocido tras el éxito
deportivo”. También tendremos una conversación sobre el libro que hemos
elegido. He elegido el libro Iacobus
de la española Matilde Asensi.
Aprovecho para escribirles sobre el tema del
libro, que terminé ayer de madrugada.
Iacobus de la escritora alicantina es un
libro sobre caballeros de órdenes secretas, enigmas, sorpresas y nada tedioso.
Confieso que cuando lo compré tuve un poco de miedo, pues son 381 páginas en
puro español, a lo que no estoy acostumbrado y pensé que no iba a ser capaz de
leerlo, pero me quedé sorprendido como si estuviera enamorado de él.
El libro es una narrativa histórica mezclada
con muchos sentimientos, entre ellos los amores, de padre e hijo, de hombre y
mujer y a Dios. Galcerán de Born es un, entre muchas cualidades, padre, hijo,
fraile (caballero profeso de las órdenes militares), médico, mentiroso y con
una espectacular inteligencia para resolver enigmas. Ese protagonista vive muchas aventuras y cada
página de lectura vives junto a él la magia, la agonía, la alegría y la belleza
de las descripciones que nos ofrece Matilde Asensi.
En el inicio del libro sabrás que el fraile
hospitalario, Galcerán de Born, escribe una crónica para registrar y para que
se conozca su historia en el futuro. Así sabremos que se nos escribe, puede
pasar lo que sea, no va a morir. Eso me gustó.
Leí el primer capítulo dos veces, marcando
con amarillo las palabas que no entendía, pero pensé que si continuase la
lectura, aunque no entendiera perfectamente palabra por palabra, no haría daño
a la comprensión de la historia, así fue
y la lectura fluyó muy bien.
Se puede reflexionar sobre muchas cosas en el
libro, dentro ellas están la ganancia humana; materializada en forma de órdenes
papeles y por la orden a la que estaba sometido el Perquisitore, Galcerán; los sentimientos parentales, amorosos y
religiosos. Se descubren también palabras escritas en latín, gallego, italiano
y eso es muy bueno.
Quisiera hablar mucho más, pero ahora no se
me ocurre nada en especial, pero les prometo que pronto haré un resumen y subo
al blog para que conozcan la historia desde mi punto de vista. Hablaré sobre
los puntos que más me llamaron la atención y los compartiré con todos.
Acabo este texto con una frase, que se lo
dice el sanjuanista:
“Durante los años que dediqué al estudio de
la Qabalah, una de las cosas
fundamentales que aprendí fue que un buen cabalista jamás se rinde ante los obstáculos
y los problemas que se le plantean en sus pesquisas. Antes bien, acepta la
existencia de dichas dificultades como otro aspecto más del aprendizaje y, una
vez hecho esto, se encuentra en la actitud adecuada para percibir lo que debe
ser cambiado.” (pág. 209).
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